Presento una breve historia del teatro en #Acapulco durante el siglo XX extraída de un texto de la enciclopedia de Grohttp://www.enciclopediagro.org/index.php/indices/indice-cultura-general/1622-teatro?showall=1&limitstart=
,En 1955 surge el grupo de teatro Las Máscaras, que realizó breves giras por el estado con un repertorio popular de los Pasos de Lope de Rueda y los Entremeses de Cervantes.
En la misma época se organizó el Festival Regional de Teatro con grupos de Guerrero y de Morelos, participando grupos de Cuernavaca, Cuautla, Chilpancingo y Acapulco. El grupo triunfador fue el de la Casa de la Asegurada de Acapulco con la obra Despedida de Soltera, escrita por Alfonso Anaya.
Este festival trajo aumento de la afición teatral y vino una temporada brillante con representaciones de Las cosas simples de Héctor Mendoza, El hombre que hacía llover con Héctor Suárez, Sumergidos con Erick del Castillo, César Rangel y Juan Trigos, el Monólogo de Deborah con Carmen Montejo y, también con esta famosa actriz nacional, Lo que callan las mujeres, Los efectos de los rayos sobre las Caléndulas y Adorables enemigas con Marga López. La obra Entre ratas con la actriz Stella Inda y María Bustamante; luego se presentó la obra Celos con Mónica Miguel y Noé Murayama. Con actores de Acapulco y en espacios diferentes, entre ellos el hotel Papagayo, El huésped de Carmen Toscano, A la sombra de una estrella de Pablo Salinas, y La soga de Patrick Hamilton.
La circunstancia de que algunos artistas de fama internacional, actores, escenógrafos, bailarines, vivieran por temporadas en Acapulco, favoreció las puestas en escena que llevaban a cabo grupos locales ya afamados y acreditados. Rosa Mondragón representó varias obras famosas, como la de Fernando Sánchez Mayán La prostituta respetuosa.
Roberto Ceballos, dirigiendo el grupo de Las Máscaras, realiza giras por las dos costas.
Un nuevo grupo teatral surge teniendo entre sus elementos a Tadeo Arredondo, y se inician representaciones en los barrios con un espectáculo teatral llamado Recuerdos de mi barrio, donde se presentan anécdotas de personajes conocidos y pintorescos, con canciones compuestas por Tadeo Arredondo. Se utilizaron escenarios naturales, como el balcón del diputado Maya y el portón de la casa de doña Praxedis Lobato. Esta etapa teatral fue apoyada por la señora Adela Formoso de Obregón, rectora de la Universidad Femenina de México.
Es el tiempo de la violencia en Guerrero, los días difíciles de Caballero Aburto. Y es cuando emergen las representaciones de danza y de teatro. Se lleva a cabo un encuentro de teatro con los grupos de Las Máscaras del IMSS y Los Gavilanes, y se presentaron obras como El telar rojo y Los de abajo de Mariano Azuela.
Es el tiempo en que existían varios teatros en Acapulco: el de Las Máscaras, en el barrio El Pozo de la Nación, el Teatro Playa Hornos, el Teatro 20 de Noviembre y luego se construyó el Teatro de Cámara en El Pozo de la Nación con apoyo del gobierno de Arturo Martínez Adame y del alcalde del puerto Canuto Nogueda Radilla.
El Teatro de Las Máscaras se destacó con la obra de Pablo Salinas Cita en la soledad que alcanzó las 100 representaciones y la placa conmemorativa fue develada por la actriz mexicana María Teresa Montoya.
En 50 años del Siglo XX, los actores nacionales, los actores locales, escritores y directores de teatro utilizaron múltiples espacios escénicos: auditorio del IRBA, auditorios de hoteles: Papagayo, El Mirador, Caleta, Casa Blanca, Club de Pesca, El Presidente, Princesa, Plaza, Acapulco Hilton, plazoletas del barrio El Pozo de la Nación, Zona Naval, 27ª Zona Militar, Fuerte de San Diego, auditorios de la CROM, de la Sección 20 del Palacio Municipal, Rotonda de José Agustín Ramírez, Sinfonía del Mar, 20 de Noviembre, Secundaria Manuel Ávila Camacho, Escuela Ignacio Manuel Altamirano, Teatro Juan Ruiz de Alarcón, Teatro Nezahualcóyotl, Teatro Domingo Soler, Tablado Flamenco del Centro de Convenciones, auditorio del DIF y varios centros culturales de los barrios.
Así como el teatro en Acapulco tuvo medio siglo de oro, también a principios del Siglo XX se registró una tragedia el 14 de febrero de 1909, que los periodistas dieron en llamar el Titánic de Acapulco, por el número tan elevado de víctimas que se registró en el incendio del Teatro Flores. La novedad del cine motivó al señor Matías Flores a construir un teatro especialmente para exhibir películas. El Teatro Flores se construyó atrás de la catedral y frente al ayuntamiento; era de madera barnizada, y sólo había una puerta que se abría hacia adentro; a los palcos se subía por una escalerilla sin barandal. El día de la inauguración estuvo el gobernador Damián Flores y se exhibirían películas de los hermanos Lumiere, de Francia; eran cortos experimentales, sin diálogo, y simplemente mostraban el movimiento brusco de las figuras y las cosas; la novedad trajo gente de ambas costas y el teatro, que era más grande que la catedral, se llenó hasta los pasillos. A media función, el gobernador salió con algunos de sus allegados y, momentos después, el operador de la cabina de proyección gritó: “salgan que el teatro se quema”, porque al calor del proyector ardieron las cintas de celuloide y en unos minutos el fuego se extendió. Sólo se salvaron unos pocos que estaban junto a la única ventana que había, por un boquete que abrió Tacho Tabares con un hacha que trajo de su casa próxima, luego de haber saltado por la ventana. Al día siguiente en carretas eran llevados los cadáveres calcinados al panteón de San Francisco y enterradas en una fosa común, porque nadie identificó a las víctimas quemadas, junto con la madera del teatro. Se levantó un obelisco que se conserva y dice: “Homenaje a las víctimas del 14 de febrero de 1909 en el Teatro Flores de Acapulco”.
En Acapulco, el Teatro de Las Máscaras, institución espontánea que existe en varias ciudades de México y en algunos países de América Latina, lo fundó a fines de los años 50 el profesor Roberto Ceballos Delgado quien con el auxilio de Rodolfo Soto Rivera, fundó también el Teatro de Las Máscaras en Iguala. En esa época destacan como actores y directores: Carlos Barreto, quien en 1965 funda el concepto de Teatro mínimo o Close Up; Salvador Téllez Farías, fundador del Grupo Santa Lucía –dependiente del IMSS– y de varios grupos amateurs en Acapulco; y, Alejandro Tapia quien, en los años 70, formó y dirigió la Compañía FONAPAS Guerrero.
La segunda mitad del Siglo XX tuvo, en Acapulco, a tres promotores amantes del teatro: Raúl René Soto Fernández, Enrique Caballero y Roberto Abarca. Ninguno de los tres ha sido profesional del teatro, y han tenido que trabajar en sus propios negocios para subsistir, ya que los apoyos al arte en México son simbólicos. Bajo la dirección de Alejandro Tapia, Malena Steiner nace como actriz al lado de actores experimentados como Enrique Caballero, Tere Morquecho, Leticia García Leyva y Francisco Arzola, entre otros. A partir de los años 90, destaca José Castañeda Dimayuga como director y dramaturgo. fotografía de El intruso trajo azahare expuesta por actores guerrerenses
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